Ser mujer en la América hispánica del siglo XVII no era precisamente fácil. En una era donde España ya se había asentado perfectamente en buena parte de Centroamérica y América del Sur, las rebeliones por parte de los indígenas seguían siendo habituales, y en muchos sentidos ya se empezaban a dar algunos movimientos que reivindicaban la desconexión de aquel Imperio que vivía en estos tiempos seguramente sus últimos días de grandeza absoluta. La situación era complicada en Nueva España, lo que hoy conocemos como México, aunque nacer en una familia de rancio abolengo ayudaba definitivamente a tener una vida mucho menos complicada. Seguramente gracias a eso hoy podemos disfrutar del talento y el arte literario de Sor Juana Inés de la Cruz, la que para muchos es la primera figura novohispánica que estuvo a la altura de los escritores nacidos en la Península.
Desde la llegada de los españoles al Nuevo Mundo habían aparecido diferentes figuras literarias que trataban de asemejarse, en cierta manera, a lo que se hacía en la metrópolis. Con Sor Juana, sin embargo, se dio el primer caso de una autora que lograba destacar lo suficiente tanto en un lado como en otro del Atlántico, hasta conseguir una gran reputación que la llevó a ser conocida incluso como la Décima Musa por sus coetáneos. La popularidad de Sor Juana Inés de la Cruz es aún más llamativa si entendemos cómo era la situación de las mujeres en su época, normalmente apartadas de la literatura y de la mayoría de las artes, que parecían ser coto cerrado a los hombres. Sor Juana rompió muchos tabúes en su época y se convirtió en una figura imprescindible para entender la literatura novohispánica.
Biografía de Sor Juana Inés de la Cruz
Juana Inés de Asbaje Ramírez de Santillana nació en 1648 (o 1651, según otras fuentes) en San Miguel Nepanita, ciudad que en aquellos tiempos pertenecía al reino de Nueva España, y que hoy estaría dentro de México. Era hija del capitán Pedro Manuel de Asbaje y de una criolla llamada Isabel Ramírez Santillana. La posición de su padre le permitió tener una infancia cómoda, así como acceso a una buena educación, algo que espoleó el ingenio y el talento natural de Juana. Desde muy joven comenzó a producir loas, poemas y autos sacramentales, que posteriormente perfeccionaría hasta publicarlos en los últimos años de su vida. Se mudaría muy joven a Ciudad de México para aprender latín y tener una educación superior, pero su afán de conocimiento no quedó ahí, sino que la llevó a ponerse los hábitos, convirtiéndose en religiosa dentro de las jerónimas, donde pudo llevar una vida tranquila dedicada al rezo y a la escritura.
Poemas de Sor Juana Inés de la Cruz
En realidad, Sor Juana Inés de la Cruz logró desarrollar una actividad literaria muy completa, basada en poemas, odas y loas, pero con hueco también para la prosa e incluso el teatro, a través de obras tanto religiosas como profanas. Su aportación lírica es seguramente la más importante, tanto por cantidad como por calidad. Algunas de las más destacadas son la Loa de la Concepción, donde personajes de la fe y la razón debaten en torno al concepto de la Inmaculada Concepción, o Neptuno Alegórico, uno de sus últimos poemas, dedicado a la llegada del nuevo virrey a Nueva España. Primero Sueño, publicado en 1692, seguramente pueda considerarse como su poema más popular y expandido, una obra casi autobiográfica en la que la autora habla sobre el ansia de conocimiento y la propia condición humana.
Característica de sus obras
Sor Juana Inés de la Cruz es una de las autoras más peculiares de su tiempo, no solo por ser mujer y nacida en el Nuevo Mundo, sino también por la combinación de estilos que lleva a cabo en sus obras. En ellas podemos reconocer influencias de maestros como Quevedo y Góngora, pero también una tendencia a la confluencia de culturas, algo natural teniendo en cuenta su propia trayectoria vital. Tanto en la prosa como en el teatro y la lírica, el estilo de Sor Juana se podría incluir dentro del Barroco español tardío, siendo seguramente la exponente más importante de este género en la literatura novohispánica, la que se llevó a cabo desde estos territorios españoles en América. Muchos de los temas de Sor Juana tienen que ver con la fe, pero también con otros conceptos más mundanos, como el paso del tiempo o la propia condición humana.
En qué año murió Sor Juana Inés de la Cruz
Nacida en una familia acomodada, protegida posteriormente por nobles y virreyes, y llevando una vida tranquila en su convento, Sor Juana Inés de la Cruz pudo dedicarse por entero a su vida religiosa, sin que por ello tuviera que dejar a un lado sus aspiraciones literarias. Solo en los últimos años, reprendida por la curia de su ciudad, Sor Juana decidió apartarse de la literatura y de otros intereses poco comunes en una religiosa, como la incipiente ciencia que nacía en aquellos tiempos, para dedicarse por completo a su vida religiosa y al cuidado de sus hermanas en el convento. Una epidemia de peste azotó Ciudad de México en aquellos tiempos, y se llevó por delante la vida de esta insigne autora, que fallecería en 1695, habiendo conseguido la consideración de sus iguales en vida y figurando como una de las autoras novohispánicas más importantes.
Otros datos curiosos de Sor Juana Inés de la Cruz
La vida de Sor Juana se podría describir a grandes rasgos como tranquila, aunque es cierto que hay muchos datos que llaman la atención y que sirven para entender mucho mejor cómo llegó a convertirse en la gran autora que era. Se dice que comenzó a leer con tan solo tres años, y que a los ocho ya componía sus propias loas y poemas, todo de forma autodidacta. Cuando se marchó a estudiar a Ciudad de México atendió a clases de latín con un famoso bachiller de la época, que quedó sorprendido por el nivel que la joven Juana adquirió en unas pocas clases. Esa inteligencia fuera de lo común se canalizó a través de su ingenio para las letras, siendo una de las autoras más sorprendentes de su generación por la utilización de diferentes figuras retóricas como el retruécano o la alegoría, a un nivel que estaba al alcance de muy pocos autores.